Quizás sean las margaritas las plantas más famosas y reconocidas por todo el mundo. Desde pequeños nos enseñan a dibujarlas y son las primeras plantas que conocemos por lo característico de sus flores, siendo la de pétalos blancos la más icónica. No hay que ser experto en jardinería para saber reconocerlas en cualquier jardín.
Se da el caso que no solo la de pétalos blancos son las únicas margaritas. Existen más de 140 especies distintas
Llenan de color cualquier espacio por eso son especialmente utilizadas tanto en exteriores como en interiores. Además sus cuidados no necesitan de cosas extraordinarias.
Se encuentran margaritas prácticamente en todo el mundo, por lo que es difícil decir exactamente su procedencia. En España, la más común es la perteneciente a la variedad Chysanthemum frutescens, que procede de las Islas Canarias y que tiene flores de 3 a 5 cm de diámetro. En todos los casos se trata de una planta arbustiva y tallos leñosos, que puede alcanzar diferentes alturas y tener flores más o menos grandes, según la variedad de que se trate.
Para su cuidado, es muy importante ver que sus hojas estén verdes y sólidas y que no haya ninguna estropeada o amarilla (síntoma de posibles plagas). También es importante que tenga muchos capullos y flores abiertas, porque hay veces que si están muy cerrados, con la sequedad interior no llegan a abrirse.
La margarita es una planta tanto de interior como de exterior, por lo que no hay ningún problema para trasplantarla a una jardinera de la terraza o al jardín. Únicamente hay que tener en cuenta que hay que plantarla a bastante profundidad, dejar un mínimo de 20 cm entre planta y planta y comprobar que hay un buen drenaje.
Se trata de un tipo de flor muy resistente, por lo que es difícil que sufra alguna plaga. Es más sensible a los pulgones, pero basta utilizar un insecticida específico, en floristerías y viveros, para solucionar el problema. Si está en exterior, puede ser atacada por los caracoles.
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